Narrativa y misticismo, el triángulo esotérico del Presidente
PARA LA NACIONLaura Di Marco
Santiago Caputo, el mago del Kremlin, el monje, las manos del rey, tiene tatuada en la espalda la psicografía del Hombre Gris dibujada por el vidente argentino Benjamín Solari Parravicini. Una psicografía o predicción que presuntamente advertía, décadas antes de que sucediera, el advenimiento de Javier Milei, el hombre que salvaría a la Argentina.
Al menos así surge de la interpretación del grupo Las Fuerzas del Cielo o el llamado Grupo de los Seis, jóvenes tuiteros que rodean al asesor estrella del Presidente, fanáticos de Parravicini, liderados por Agustín Romo y el Gordo Dan. De hecho, fue Romo quien le regaló a su jefe dos gigantografías que Caputo luce en su despacho: las de El Hombre Gris y Faro de Faro. De ahí el nombre de su fundación, Faro. Romo es un gran batallador en contra de la “ideología woke”.
Misticismo y política cada vez se tejen con más nitidez en la narrativa libertaria, en la que el Presidente está rodeado, más que por un triángulo de hierro, por un triángulo esotérico. Es en este contexto en el que hay que comprender la reciente reunión, en su oficina de la Casa Rosada, entre Santiago Caputo y la sobrina nieta de Parravicini, Marcela Podestá Costa. La invitada fue recibida durante dos horas y homenajeada con una selfie, en la que se recorta, detrás, la gigantografía del Hombre Gris, la misma que el consultor se tatuó en el cuerpo cuando prometió (y acertó) que el libertario saldría primero en las PASO de 2023. La anécdota es relatada en Las Fuerzas del Cielo (Planeta), el próximo libro del periodista Juan Luis González, quien ya antes había publicado la exitosa biografía presidencial El Loco.
En esta cosmovisión, también muy presente en la hermana presidencial, Milei, más que un líder político, sería una suerte de enviado por el “Uno” –así llama el Presidente a Dios– y también blindado por él. Los intelectuales y políticos que se quejan del poco cuidado institucional de LLA deberían observar la escena desde este panóptico libertario: solo desde ese sitio todo se decodifica mejor. Del mismo modo hay que leer la frase de cabecera presidencial, que no es política, sino espiritual: “La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados sino de las fuerzas que vienen del cielo”. Una cita del Libro de los Macabeos. Un dato revelador: en el debut de la agrupación Las Fuerzas del Cielo, en noviembre pasado, los jóvenes mileístas lucieron el pin de la “cruz orlada”, otro fetiche de la simbología de Parravicini. La misma cruz fue exhibida por Caputo y su tropa en la última apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso.
No es la primera vez que Podestá Costa visita la Casa Rosada. Hace un año, también se reunió con los hermanos Milei en la Casa Rosada, a quienes les llevó como obsequio aquella cruz insignia de su tío abuelo, aunque luego se quejó por su uso político. Contradicciones esotéricas.
Los caprichos del destino conectan a Parravicini con la astróloga Ludovica Squirru. El abuelo de Ludovica, Carlos Squirru, era amigo del Nostradamus argentino. Parravicini le llevaba sus revelaciones, canalizadas según Parravicini, por el arcángel San Gabriel.
Adentrarse en el mundo de los hermanos Milei es alumbrar un territorio en el que la política, lo público, lo privado y sobre todo lo místico se funden en un mismo universo. Las fronteras son difusas y confusas. Las lógicas, diferentes de todo lo conocido. Se trata de un territorio plagado de brujos, rabinos esotéricos, revelaciones, apariciones y terapias alternativas, muchas de ellas convalidadas y adoptadas por parte de la sociedad –es importante recalcarlo–, sobre todo por las clases medias urbanas. La ciencia tradicional es otro blanco de esta cultura emergente.
En su reciente biografía sobre Karina Milei (Karina. La Hermana. El Jefe. La Soberana, de Editorial Sudamericana), Victoria De Masi, su autora, relata cómo se suben o se bajan peldaños en La Libertad Avanza. “Karina te escanea y sabe –advierte De Masi–. Si tu energía es baja, es suficiente para que te expulsen del movimiento. Lo importante para ellos es vibrar alto”. Podría traducirse con otra frase de Milei: “Los argentinos de bien”. Otra frase de la cultura espiritual, no de la política tradicional. Lo mismo podría decirse del nombre que les otorga a sus enemigos. A Larreta lo ha bautizado “El Siniestro” y a los “zurdos”, “enfermos del alma”.
El historiador italiano Loris Zanatta diría que todos los populismos son, en el fondo, mascaradas de religiones que dividen al mundo entre buenos y malos. Y que cada populismo tiene a sus propios buenos y malos.
Juan Luis González cuenta en El Loco que Milei padeció una profunda crisis personal en la pandemia. Durante aquella peste habían fallecido su terapeuta y uno de sus cinco perros, clonados de Conan. De aquella crisis lo rescató su hermana Karina. Tan mal estuvo que su hermana lo llevó a vivir nuevamente a la casa de sus padres, los mismos a quienes Milei ha reseñado, más de una vez, como los verdugos de una infancia violenta.
Fue en ese lapso, cuenta González, cuando el líder libertario sufrió una revelación, supuestamente de Dios: sería presidente en 2023. Poco antes de la pandemia, suma De Masi en su trabajo de investigación, la misma “revelación” fue hecha a los hermanos por el Brujo Gustavo, un extraño personaje que se acercó en 2018 al entorno mileísta, pero que luego terminó traicionando a Javier. El mismo mensaje le trajo el rabino ortodoxo Axel Wahnish, el guía espiritual que parece haber reemplazado a su terapeuta fallecido durante la pandemia.
Pero atención que Parravicini es el rockstar de Santiago Caputo y la guardia pretoriana digital joven de Milei, no de Javier ni de Karina. Ellos, en todo caso, lo adoptaron y tienen otros referentes. Así lo describen los periodistas Manuel Jove y Maia Jastreblansky en El Monje, la verdadera historia de Santiago Caputo, el guionista de Milei (Planeta), otro texto que el mercado editorial lanzará en abril para la Feria del Libro. Allí, los autores se zambullen en el más enigmático personaje del mundo libertario y de sus seis adláteres: Macarena Alifraco, la más influyente al lado del operador; El Gordo Dan; Agustín Romo; Juan Doe, Tomás Jurado y Lucas Luna (Sagaz, en X). Todos ellos se conocieron en el territorio digital, aunque Ramiro Marra hizo, luego, de nexo. Si La Cámpora se movía entre blogs, Las Fuerzas del Cielo orbita entre los tuits.
Treintañeros casi todos, comparten guiños esotéricos generacionales y una fascinación por los signos y símbolos del Imperio Romano, íconos que circulan, por ejemplo, en juegos online entre los jóvenes de su generación. Por caso, una de las cuentas que se le atribuyen a Santiago Caputo lleva como nick @MileiEmperador. Series como Peaky Blinders, Game of Thrones o la saga de Star Wars forman parte de la estética joven libertaria y, por qué no, de esta nueva forma de hacer política.
Jove cuenta que Lucas Luna le regaló a su jefe un prendedor de la simbología de Star Wars: las manos del Rey. Los jóvenes ya preparan un manual fundacional de la doctrina libertaria, Las Epístolas del Cielo, cuya tapa anda circulando por X. Académicos tradicionales, abstenerse: la cultura popular hollywoodense, unida a un particular misticismo, ha llegado al poder.
Con la democracia liberal en crisis, si alguien pretende comprender a este animal político exótico que es Milei –y sus seguidores– con categorías del siglo XX, fracasará. Para adentrarse en esta nueva lógica, mejor desentrañar al maestro Yoda o a su discípulo Luke Skywalker, un redentor o un elegido de La Fuerza. En este caso, de Las Fuerzas del Cielo. La lucha ya no es –desde hace rato– entre izquierdas y derechas, dirían los libertarios, sino, como en La guerra de las galaxias, entre la luz y la oscuridad.
Por Laura Di Marco
Fuente: La Nación