Milei negocia con cuanta casta tenga enfrente y no quiere que se note
- El Presidente arregló bajar Ficha Limpia a cambio de que Martín Menem siguiera al frente de la cámara de Diputados. También eliminar las PASO y meter en un solo paquete la situación judicial.
Todo quedó en agua de borrajas. Milei prometiendo en marzo, al abrir las sesiones, que ya no podrían presentarse como candidatos los condenados por corrupción, y en el poroteo final del jefe de Diputados, Martín Menem, con Silvia Lospennato, autora del proyecto de Ficha Limpia, que cantaba que había legisladores de sobra para dar el debate.
Ahí vino el primer volantazo: ocho diputados de La Libertad Avanza se escurren de pronto del quórum. Culposo, uno declara: “no pude bajar al recinto porque me agarró un ataque de colitis”. Con ellos se fugan otros ocho: acatan órdenes de los gobernadores de Salta, Misiones y Río Negro, famosos por su elasticidad ideológica. Además, tres tucumanos de Jaldo, dos jujeños alineados con el exjefe radical/massista Morales, dos cordobeses de Llaryora, otro chubutense de Torres y hasta dos santafesinos del Pro, el partido de Lospenatto, apretados por la ministra Bullrich.
Un quórum fallido a propósito para que no avance una ley que impediría a Cristina ser candidata y que tratan por todos los medios de disimular. Los libertarios, que militan por las redes y se adjudican ser campeones de las redes, se sorprenden. Empiezan a notar lo peor: reacciones feas. ¿Cómo, Carolina Píparo no vota la Ficha Limpia ella, a la que le mataron el bebé en la panza? La corrupción y su socia, la inseguridad. Se extienden las sospechas de arreglos difíciles en entender (y sobre todo de tragar) con el kirchnerismo.
Segundo volantazo: Milei le manda casi a medianoche a Lospennato un chat con otra promesa: quedate tranquila, Silvia, vamos a retomar la ley. ¿Será en extraordinarias? ¿Habrá extraordinarias? El gobierno no sabe/no contesta. Quería cerrar el Congreso y colgar un cartel: chau, nos vemos en marzo. ¿Aún quiere eso? Si llama a extraordinarias, lo único seguro es que incluirá el fin de las PASO, ahora causa común con el cristinismo y con lo que imagina dar un golpe mortal a Macri y el PRO. Santiago Caputo hizo esta propuesta a gobernadores amigos. Una pregunta que no responde es qué hará con el Presupuesto que esos mismos gobernadores le reclaman que se apruebe.
Empieza a correr una explicación que después tomará identidad válida cuando Francos, el jefe de ministros aclare (¿aclare?) que nada que ver, que ningún arreglo con los K, que trabajan en un proyecto nuevo de Ficha Limpia para que no aparezca Cristina como única perseguida. A veces habla como Gabriela Cerruti. ¿No se podría decir que hay suficientes funcionarios condenados, como para que sea considerada perseguida y única? Lo cierto es que Ficha Limpia no estuvo estos días en los chats de los ministros y funcionarios, como si el tema no importase.
Hay otra explicación, igualmente engañosa. Tal como está, la ley podría ser usada contra ellos mismos. El argumento es del Gordo Dan, el sicario tuitero preferido de Milei. Dice: “En Estados Unidos, con ficha limpia, Trump NO hubiese podido competir porque los demócratas lo condenaron con una causa inventada”. Falso: Trump tuvo una condena de primera instancia. Con Ficha Limpia hubiera podido postularse.
ILUSTRACION. Roa
¿Pero qué importa si es verdadero o falso? “Que la puta gente decida”, dice el tierno Gordo Dan, que en las redes se come a los chicos crudos y es pediatra. Sorprendente. Como la política sigue entendiendo que la mayoría de la gente no entiende lo que la política hace y se esfuerza por encontrar argumentos-excusa, se multiplican interpretaciones y conjeturas, se arma el berenjenal y finalmente lo que se ve es que las berenjenas siguen sin venderse.
¿Qué negociación se busca ocultar? La que permitirá a Menem continuar como jefe de la Cámara. Será elegido el miércoles. El arreglo con los kukas, como los llaman a los kirchneristas, lo cerraron Karina Milei y Lule Menem, tío de Martín, que se corrieron a Diputados no precisamente a seguir el debate de la ley contra la ludopatía. El kirchnerista Germán Martínez había anticipado a los otros jefes de bloque que Menem no iba más y que impulsarían a Pichetto o a Monzó.
También negociaron meter en un solo paquete el tema judicial, la designación del Procurador, de los auditores y del Defensor del Pueblo, ponerle moño y dejarlo para el año que viene. La grieta, aunque ahora de ella se habla menos, sigue vivita y coleando conviviendo con la casta que son tantas como curros pudieron ser inventados. Está claro, al menos para los que no quieren ser agarrados con la guardia baja por cualquier nueva frustración, el gobierno del anticasta Milei negocia con cuanta casta tenga adelante pero no quiere que se note, mientras la indisimulable casta K negocia con Milei y quiere que se note.
Milei no es ya un fenómeno de barrio: puede ser exageración o aproveche la oferta, pero el presidente está en la tapa de The Economist que le dice a Trump que debiera conocerlo mejor. En síntesis: el gobierno ve que del otro lado hay muchos que no quieren ver, se esfuerza por hacer que lo vean y termina creyéndosela por encima de lo que es y pifia el cálculo sobre la reacción de su propio votante y el que todavía tiene prestado del Pro.
En mayo de 2019, con otros vientos y otras ínfulas, Alberto Fernández amenazaba jueces de Py diciendo que “algún día van a tener que explicar las barrabasadas que escribieron para cumplir con el poder de turno” y que estaba escribiendo un libro para exponerlos. Como el de Massa, que se sepa, no salió. Después dijo que se ufanaba de haber afirmado la agenda feminista (mejor, dejemos esto de lado) y de irse sin ninguna denuncia de corrupción. Tal vez en Silicon Valley puedan programar una máquina de mentir superior a la que vino al mundo con nuestro expresidente.
Fernández no tiró por el piso la presidencia, tiró al país entero. Tanto que ni un peronista fue a hacerle el aguante a Tribunales. Pensaron que haría falta un operativo policial: se toparon sólo con Mercedes Ninci. Y el juez Ercolini tuvo que soportar en su despacho una clase magistral de derecho penal, a cargo de Fernández, aunque es a él al que le quedan pendientes las explicaciones sobre el curro planeado por decreto suyo con los seguros del Estado.
Alberto como Cristina están para dar cátedra penal y de inocencia, porque para eso fueron votados. Y no tienen por qué rendir cuentas de sus actos de gobierno y les basta y sobra con dejar un escrito, algunos insultos y retirarse indignadísimos. Un programa desde hace tiempo con franca caída de público presente en Comodoro Py, pero cada vez con más indignados en serio por donde se quiera mirar. El castigo a la corrupción se hace esperar tanto que casi no llega. ¿Casi o más bien nunca?
Fuente: Clarín