Milei-Cristina: acuerdo imaginario, interés real
La conjunción de objetivos políticos entre Milei y Cristina es inocultable.
Los abogados encontraron una forma de decirlo cuando se estableció que los homicidios pueden ser dolosos o culposos. El homicidio existe, y el muerto no revive, pero la ley contempla, básicamente, dos escenarios con diferencias claves: algunos homicidios son dolosos y otros son culposos. En los primeros, quien comete el asesinato tiene la intención de hacerlo. En el segundo caso, el homicidio ocurre, pero quien lo provoca -por una acción directa o por omitir el cuidado de esa persona- no tiene la intención de que suceda.
Esa distinción puede servir para pensar lo que pasó este jueves en la Cámara de Diputados con el proyecto de ley de Ficha Limpia, que impide ser candidatos a quienes tengan una condena confirmada en primera y segunda instancia. Ese proyecto no se trató, para dejar más clara la analogía podría decirse que fue asesinado, pero -aunque la frase suene ingenua- es difícil encontrar las pruebas de que el Gobierno tuvo la intención expresa de matarlo para honrar un acuerdo con Cristina Kirchner, la principal perjudicada por una prohibición como la que prevé el proyecto.
Está claro que La Libertad Avanza y el kirchnerismo comparten un deseo: que Cristina Kirchner llegue al 2025 en condiciones de ser candidata. En la Casa Rosada nadie disimula que el presidente Javier Milei la eligió como su rival preferida y la ex presidenta aceptó encantada ese desafío: nada mejor que enfrentar a un político con contraste fácil. Esa conjunción de objetivos es, podría decirse, inocultable. Pero de allí a un acuerdo explícito entre ellos, un acuerdo doloso, podría decirse, hay una distancia grande.
Si es que existen, esa clase de acuerdos entre políticos opuestos sirven mientras se mantienen ocultos. Cuando se ve la hilacha, el pacto deja de tener sentido. Mauricio Macri ya había elegido como rival al kirchnerismo, y el kirchnerismo aceptó en su momento confrontar con el PRO primero y con Cambiemos después, porque consideró que polarizar y dejar afuera a terceras opciones era lo más conveniente. Pero no hubo un acuerdo entre Macri y Cristina ayer y tampoco hay evidencia de que haya un pacto entre Milei y Cristina hoy.
Ese esquema le sirvió a Macri para aglutinar una fuerza anti kirchnerista con socios como la Coalición Cívica y la UCR que, según admite hoy el propio fundador, tenían poco que ver con algunas de sus ideas principales. Luego, una vez que ganó la elección presidencial, la polarización con Cristina le sirvió para ganar su primera elección legislativa. El argumento “si no nos votan a nosotros vuelven ellos”, le sirvió a Cambiemos en ese año, 2017. Sin embargo, esa misma frase se convirtió en su condena cuando a Macri las cosas empezaron a salirle mal, con el corte del financiamiento internacional y la crisis económica que le siguió.
En aquel momento, cuando quedó claro que el kirchnerismo podía volver, la profecía se volvió realidad y los inversores agudizaron la crisis.
Milei, ya se ha dicho en las páginas de este diario, está ensayando la misma estrategia de Macri. Quiere confrontar con Cristina porque esa jugada le trae réditos políticos fáciles. En el Gobierno creen, sin embargo, que Milei está aislado del riesgo que afectó a Macri, porque el Presidente sí hizo el ajuste que le permitirá seguir siendo creíble ante los mercados en el futuro. Es un experimento en marcha.
Fuente: Clarín